lunes, 31 de enero de 2011

24: De repente un muñeco de nieve.  




El tiempo se ha parado, una luz blanca,
eterna lo envuelve todo, lo congela
y hace que los objetos sin vida parezcan
                               mas muertos todavía.

El tiempo se ha parado, escarcha y hielo
son ahora los protagonistas de un paisaje
que me es tan extraño como esa luz blanca,
mortecina e inmaculada que llena la habitación.

Una luz que me habla de cuentos infantiles
y decorados de cine, una luz que invita
al suicidio de los románticos, una luz que
recita poesía desde el balcón de su casa.

Los árboles crujen presa del frío,
el hielo y la nieve han hecho nido en sus ramas,
los cuervos están escondidos, nadie
                                              los escucha hoy.

Será que con la última nevada yo me hago mas
Supersticioso, pero la ciudad hoy huele a hielo.

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