Día vigésimo tercero: Decálogo del ave nocturna.
Salir a la calle a ver pasar la vida.
Pasear por un parque congelado.
Frotarse los ojos con guindillas para
conseguir olvidar el dolor de cabeza.
Mutilarse el alma en fascículos semanales.
Dormir sobre rocas con el amante deseado.
Creer en dioses muertos y rezarles a diario.
Estudiar la vida de otros para intentar
vivir la tuya.
Comprar la libertad y venderla a precio de saldo.
Ignorar la luz del sol con rumores de vecindario.
Entregar el alma en almoneda para no tener
que limpiarla de año en año.
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