sábado, 29 de enero de 2011

Día vigésimo primero: en los ojos del león:

Cansado, dolorido de cuerpo y alma,
con los pantalones a cuestas y una
nota que escribir a altas horas de la
                                          madrugada.

En la cabeza proyectada la imagen
la soledad y la apatía convertida en ojos,
ojos que miran sin interés, no son
                                                molestados
ni por el flas de las fotos, miran
mucha mas lejos de los turistas, ellos
miran mas allá, solo alzan la cabeza para
esperar su ración diaria de carne y sentirse
así, de nuevo, un poco  en libertad,
sentirse alguien útil por algún tiempo.

La humedad me cala hasta los huesos
los aromas del cautiverio son demasiado
molestos para mi, intentará volver a casa,
con un poco de suerte hoy no tendré que
                                                 hacer  la cena.

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