Día sexto: a 500.000 RPM.
Perdido. Como una estación
De metro en Siberia. Así paso
La mañana.
Luego llega el letargo, lento y sinuoso
De la entrevista, la cadencia
De una voz extraña, que habla
De muertes inquietantes y amores
Imposibles.
Si te miro a los ojos, dos rendijas
Por las que solo pasa un soplo de luz,
Te entiendo y sé que me estas
Mintiendo.
En el descanso del guerrero
Me da tiempo para pensar en ti,
En ti y en una oscura madre, esa.
Que algún día vestirán mis zapatos.
Luego Atila nos despierta de la siesta,
Entre charlas y bailes imposibles,
De pronto hablo una lengua que no
Conocía.
Al volver a casa la lluvia me ha recordado,
Que estoy lejos de casa, pero muy cerca
Del mundo.
Me encanta tu faceta blogger, Herr Soler.
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