jueves, 13 de enero de 2011

Día sexto: a 500.000 RPM.      

Perdido. Como una estación
De metro en Siberia. Así paso
                                 La mañana.
Luego llega el letargo, lento y sinuoso
De la entrevista, la cadencia
De una voz extraña, que habla
De muertes inquietantes y amores
                                     Imposibles.
Si te miro a los ojos, dos rendijas
Por las que solo pasa un soplo de luz,
Te entiendo y sé que me estas
                                     Mintiendo.
En el descanso del guerrero
Me da tiempo para pensar en ti,
En ti y en una oscura madre, esa.
Que algún día vestirán mis zapatos.

Luego Atila nos despierta de la siesta,
Entre charlas y bailes imposibles,
De pronto hablo una lengua que no
                                              Conocía.
Al volver a casa la lluvia me ha recordado,
Que estoy lejos de casa, pero muy cerca
                                         Del mundo.


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