viernes, 15 de abril de 2011

Cuarenta mas nueve: Nostalgia de la nostalgia de sentir nostalgia.                                                                      


Y en el recuerdo se queda la vida,
como en un cuadro suspendido
en el aire, como las notas
de una melodía que viaja por las
bocas de aquellos que hablan y
                                 no dicen nada.

Una sensación extraña inunda
y oprime los cristales dentro
de los cuales guardo mi noche
favorita y mis horas de paz.

Es una marea incesante de lecciones,
de vidas vividas, de noches respiradas.
La parada obligatoria del que ama
cuando está solo. Que pronuncia
nombres prohibidos en lenguas
extrajeras y bebe de las fuentes
de la gracia para despertar, en una
resaca de datos y caprichos, que como
un erudito recuerda y con ellos
apuntala los cimientos de un almacén
de emociones,  que usará algún día,
para hacer de sus horas la mas felices
y ser aquello que no puede dejar de ser.

En su vida el aire está de mas,
su cuerpo son palabras que hablan
de amor y muerte, que provocan y
piden perdón. Su cuerpo es el mar,
el amante, el asesino. Su alma está
vendida, absorbida por la tierra y
llevada a lomos de una bestia de
miles de ojos que observa, en la oscuridad,
                  como sueña el que vive.

 
 Por fin he comprendido el mensaje y seguiré escuchando,
que el oráculo guíe los pasos, y el tiempo avale mi futuro.



sábado, 9 de abril de 2011

48: Tu me acostumbraste.               

Sin despedida ni abrazos, sin
 risas, ni luces, seguías gris.
Cuando me fui seguías gris.
No pude hacer mas que correr,
marcado por la sangre y con
el miedo en el cuerpo me voy,
te dejo con tu luz gris, tu vida gris,
tus árboles muertos y cara gris.
Aprendí a vivir del cuento, a crecer
sin medida aparente, a ser el hermano
mayor que nunca tuve, la hermana
pequeña que nunca quise.
A perdonar a aquellos que nos
ofendieron, como nosotros te
hemos ofendido y así te dejo,
sin tiempo para mas kilómetros
en metro, para mas noches muertas,
sin ganas de besos ni condiciones.
Solo con el billete de vuelta y la
maleta llena de objetos perdidos,
propiedad de los habitantes de la
ciudad tatuada, que te mira con
indiferencia y exprime tu luz.
Huí y conmigo se viene un pedazo
de ti, en tu cuerpo se queda mi sangre
y mis arrugas, te las regalo, para ti,
recuerda que escribí en tu muro,
lloré en tu habitación y nunca olvides
que bebí a tu salud y maldije cada
segundo de vida que tu luz me robó,
                    una luz gris, triste y gris.