miércoles, 26 de enero de 2011

Día décimo noveno: españoles por el mundo.

Grace Jones con tirabuzones
me vigila desde detrás de la barra.
Con turuta y una guitarra eléctrica
Enrique octavo toca vestido
de terciopelo verde oliva. Cuatro
chicas rubias engullen golosinas
a ritmo de folk. El dueño del local
pide tranquilidad. Mientras una valkiria
enseña alemán a inadaptados patológicos
y el reflejo de mil espejos rotos
se plasma en las paredes. El lugar huele
a queso caliente y medio litro de cerveza
por metro cuadrado hacen que todo
                                                sea normal.

De vuelta a casa, en un tranvía amarillo,
descubres que el pueblo de Israel
lleva el pelo largo y que algunos caramelos,
                                 saben a jugos gástricos.

Mientras un grupo de arquitectos
cruza asustados la carretera, tú disfrutas
del frío, envuelto en encajes y abrigado
por un visón falso que un día, seguro,
                                        perteneció a Gunilla.

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